¿La piedra que yo lance no hará tanto efecto como sus golpes?
A 212 años de la independencia colombiana: Apuntes para re pensar la celebración de la bandera
El 20 de julio de 1810 se firma el acta del cabildo extraordinario que sucedió en Santa Fe, lo que hoy conocemos como Bogotá. Los hechos que hicieron posible esta situación tienen distintas perspectivas y en definitiva es un error verlo como el día en que los colombianos en conjunto gritaron “independencia, no más España”.
Para empezar, siendo colonia española empiezan a notarse brotes independentistas desde 1808 y 1809; años álgidos para la corona española, pues estaban siendo acallados por francia y su creciente revolución, además de la pobreza que también iba en aumento.
Así que por supuesto el evento del florero de Llorente tuvo una trascendencia y una planificación profunda, que llevaron a que muchas personas hasta entonces sometidas a la miseria, se reunieron en torno a la idea de “tomar el poder”. Pero es un hecho que este brote independentista se representa simbólicamente el 20 de julio basado en el acta nombrada. Un hecho curioso es que en la misma son los criollos quienes se hacen al poder; pues en este cabildo extraordinario se firma un acta que jura lealtad a la corona española y data que esta presidirá la corte de los criollos.

Según José Monsalve «La mujer de la colonia solamente estaba educada para la vida doméstica, […] no figuraba en la sociedad sino después de unida a su esposo, que se le imponía». La mujer no tenía acceso a la literatura, ni al dibujo, ni al conocimiento en general, estaba muy alejada. Otro dato curioso es que para esa época, una de las primeras instituciones creadas para las mujeres fue la cárcel, y su nombre fue “El divorcio”. No obstante el testimonio de José María Caballero en sus diarios dice todo lo contrario; pues cuenta que el 22 de julio, aún en disputa con la guardia las mujeres daban ejemplo a los soldados; un valiente patriota que avanzaba con espada en mano, le pidió á una mujer se apartase para ocupar el lugar; ésta se injuria y le dice:
¿La piedra que yo lance no hará tanto efecto como sus golpes?
y se mantuvo firme en el puesto.

Añade más adelante que eran ellas quienes más decididas se mostraban. Desde la clase alta, armada con pistolas; hasta la servidumbre, armada con palos y piedras. Además también cita a una madre que le dice a su hijo “Ve con los hombres tu, que nosotras iremos en primera línea para recibir la descarga, y ustedes pasarán por encima de nuestros cadáveres y salvarán la patria”. Un acto que sin duda danza entre lo heróico y lo suicida.
Desde el florero hasta el acta se atribuye el valor y el heroísmo a nombres masculinos, a aquellos que tenían permitido el acceso oficial a la política. Sin embargo una revolución no se hace sin ideas, sin charlas, menos sin personas; con lo que se hace referencia a las tertulias propiciadas ilegalmente por las mujeres de clase alta, que apoyadas por aquellas que transmitían información al infiltrarse en los trabajos de servicio, hicieron posible un acervo de información y una base de seguidores firme. Casi nada.
Esta es la oportunidad para reconocer a la mujer en la historia de Colombia, no sólo como parte del hogar o como informante en casos aislados, sino como parte activa de la revolución.

Este 20 de julio en Multiempleos celebramos la independencia de Colombia, reconociendo a nuestras compatriotas como hacedoras del cambio. Agradecemos a todas y todos aquellos que a día de hoy aportan a la Colombia libre, porque sabemos que la libertad tiene que ver con la búsqueda de los medios para hacer a mano la vida.
La pintura es de Eugine Delacroix y su nombre es “La libertad guiando al pueblo”. En ella podemos ver a una mujer guiando al pueblo francés a librar una lucha que nos da para otra entrada.
Ah, y otro dato curioso. Esta imágen fue censurada en su momento, pues en la axila derecha se veía pelo, lo cual fue considerado un desacierto. Curioso, incluso a la libertad se le impone la estética hegemónica.